domingo, 18 de octubre de 2015

JORNADA 5: SANTA MARTA DE TERA - RIONEGRO DEL PUENTE (14/09/2015)

El despertador sonó a las 7:20 y, una vez espabilado, aseado y vestido, me preparé el desayuno y me lo tomé en el albergue ya que el bar no abría hasta las 9.

El día empezó con tristeza pues me tuve que despedir de Daniele, el peregrino italiano, que pensaba llegar hasta Mombuey, y que ya no volvería a ver. Desgraciadamente, esta situación se da a menudo en el Camino.

Salí del albergue a las 8:20 y, una vez fuera, me encontré con Santiago que me estaba esperando, todo un detalle.


La jornada de hoy es muy bonita, ya que un buen tramo de la misma discurre a la vera del río Tera. Arboledas en la ribera del Tera y, sobre todo, mucho verde ¡ya era hora!







A la altura del kilómetro 6 se cruza el río por la zona del Área Recreativa La Barca, una playa fluvial bastante apañadita ¡hasta velomares tiene!


Seguimos entre bosques, por caminos de tierra, hasta que, un poco antes de llegar a Calzadilla de Tera, volvemos a la carretera. Vamos por un camino que va paralelo a un canal de riego sin entrar en el pueblo. 











Seguimos por el camino que va junto al canal y, casi sin darnos cuenta, llegamos a Olleros de Tera, donde decidimos que era el momento de hacer una parada técnica para reponer energías. Paramos en el Albergue La Trucha, en cuyo bar pretendíamos comernos sendos bocatas. El dueño nos dijo que no hacían bocadillos, pero nos puso una ración de embutidos hechos por él que estaban para comérselos...y eso hicimos.





Me quedé hecho polvo porque, según la guía, hay una farmacia en Olleros y resulta que no es verdad, que la farmacia está en el pueblo de antes, Calzadilla de Tera. No me queda más remedio que seguir aguantando los picores que me producen las picaduras del otro día, sin poder aplicar ningún tratamiento para mejorar la situación y, para más inri, la ampolla del talón empezaba a molestarme bastante. El peregrino es sufrido, pero tampoco es necesario ensañarse con él.

Una vez repuestas las energías, seguimos hacia el Santuario de Nuestra Señora de Agavanzal. La ermita estaba cerrada, así que no pudimos visitarla.



Seguimos hacia la presa del Embalse de Agavanzal (hay que pasar por la parte de arriba de la misma) y, en un momento dado, nos encontramos con un desvío señalizado para bicicletas. Dudamos qué hacer, ya que la otra opción era una senda que desaparecía entre la espesa maleza. Al final, seguimos por la senda, que baja hasta el río para luego subir hasta la carretera que llega a lo alto de la presa. A ratos, la vegetación estaba imposible y había que tirar de intuición para seguir, pero cuando el peregrino tiene que intuir, intuye.






Una vez cruzada la presa, el Camino gira por una pista agraria asfaltada que discurre junto a la orilla del embalse, dándole la vuelta entera hasta llegar a Villar de Farfón, una aldea en la que viven una decena de personas. Lo único reseñable de dicha aldea es el Albergue de Peregrinos Rehobooth de solo cuatro plazas, propiedad de los sudafricanos Craig y Dorothea, que practican la acogida cristiana. Santiago estaba muy cansado y, además, tampoco quería hacer etapas tan largas, así que, con hondo dolor de mi corazón, me tuve que despedir de él. La despedida me dolió más de lo que pensaba. Le había cogido cariño. Que te vaya bien, Santiago, que tengas un muy buen camino.








Me quedé solo y me tomé con calma los 7 kilómetros que quedaban hasta mi destino, andando tranquilamente y tomando algún descanso, hasta llegar a Rionegro del Puente, pueblo natal de Diego de Losada, fundador de Caracas.








Antes de entrar en el pueblo hay que cruzar el río Negro, que le da nombre al mismo ¡tercer río de mi Camino!




El albergue es grande, está muy bien y, de momento, es para mí solo. Es propiedad de la Cofradía de los Falifos, una hermandad cuyos orígenes se remontan al siglo X y que también es la propietaria del Santuario de la Virgen de la Carballeda, la iglesia del pueblo. Antiguamente, fue hospital de peregrinos.


Hoy el día ha sido frío y ha estado nublado todo el día, con algunos escarceos del sol, que pretendía hacerse ver. Para mañana anuncian lluvia, ya veremos.



He entrado a visitar la iglesia y he tenido el privilegio de una visita guiada para mí solo por parte de una integrante de la Cofradía de los Falifos, visitando también un pequeño museo con una colección de casullas muy antiguas y vistosas. Muy interesante todo.


Justo antes de ir a cenar, han aparecido tres peregrinos más en el albergue. Han llegado en taxi desde Mombuey ya que allí el albergue estaba lleno. Me dijeron que mañana por la mañana los recogerá el mismo taxi y los volverá a dejar en Mombuey.

He cenado en la Asociación Gastronómica Me Gusta Comer, que está frente al albergue, en el otro lado de la carretera. Las cena ha sido exquisita: Pastel de atún, sopa castellana, lomo con macedonia de frutas, cardos con almendras (espectaculares) y, de postre, tiramisú. Todo esto regado por un muy buen vino de rioja, café, chupito y por solo 10 euros. Valió mucho la pena. Totalmente recomendable.







RESUMEN DE LA JORNADA:

Distancia recorrida: 28,5 kilómetros

Altitud máxima: 850 metros

Altitud mínima: 724 metros

Ascenso acumulado: 243 metros

Descenso acumulado: 178 metros

Velocidad media: 3,7 km/h




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