viernes, 14 de enero de 2011

CUARTA ETAPA: NAVARRETE-BELORADO (12 de agosto de 2005)


Tenemos que abandonar el albergue a las 8:00. Desayunamos en el bar de la esquina de enfrente e iniciamos la cuarta etapa.

Vamos por la carretera, que va paralela al camino casi todo el tramo, hasta NÁJERA, donde visitamos el Monasterio de Santa María la Real y damos un paseo por el pueblo (lleno de esculturas de muebles, por cierto; el Manacor riojano) y, ya puestos, nos acercamos hasta el albergue para hacernos unas artísticas fotos, aunque decidimos que es pronto para el primer sello del día.

Albergue de Nájera

Como a partir de Nájera el camino se aleja de la carretera, seguimos por el camino hasta Santo Domingo de la Calzada.

Pasamos por AZOFRA, donde nos paramos a comer algo adquirido en la panadería local y estuvimos departiendo con un simpático ciclista riojano que había hecho el camino en 6 días (eso explica que al hombre se le estuviera poniendo cara de Tour, uno de tantos profesionales que están creciendo como setas), y por CIRUEÑA.

La llegada a Cirueña es entre campos de cereales, con muchas cuestas. Subir campo de trigo, bajar campo de trigo, y al final, a lo lejos, se ve una cuesta a la que parece que nunca se llega, tal como ya nos había advertido nuestro amigo ciclista. En la base de esa cuesta nos encontramos a una pareja de italianos en bici, con unas alforjas gigantescas, que subían como si nada (¿pero qué comerá esta gente?) y que nos cuentan que hasta allí han venido haciendo el camino por la autopista!! Nadie les advirtió, parece ser.

Llegamos a SANTO DOMINGO DE LA CALZADAa la hora de comer, dejamos las bicis en el albergue “La Casa del Santo” donde también nos ponen el primer sello del día y nos vamos a comer. El primer restaurante que nos recomiendan está atestado, de modo que nos vamos al segundo recomendado, “Los Arcos”, en el que sí hay sitio, lo que no es de extrañar porque la comida apenas llega a medio buena.

Catedral de Santo Domingo de la Calzada

Después de un paseo, para bajar la comida y hacer las fotos de rigor, nos tumbamos un rato a descansar en el césped de una plaza, pero no demasiado que aun hay que hacer mucho camino ese día.

Hay que reconocer que estábamos tan cansados que el Apóstol tuvo que hacer horas extras para convencernos de reanudar la marcha.

El descanso de los peregrinos

Malen saludando al tendido a pesar de cansancio

Costó Dios y ayuda abandonar el césped e ir a por las bicis. Recogemos las bicis en el albergue donde las habíamos dejado, y dónde la hospitalera, muy amable, nos decía que había plazas y que no teníamos por qué seguir, con el calor que hacía (35º-38º) y lo cansados que estábamos, pero el peregrino es cabezota y seguimos por el camino hasta nuestro destino en Belorado. En este tramo el camino está más o menos bien y va casi siempre paralelo a la carretera.

Tomeu en la frontera con Castilla

Pasamos por GRAÑÓN(último pueblo de la Rioja), REDECILLA DEL CAMINO(donde nos ponen el segundo sello del día en el albergue y nos merendamos un helado en la puerta de la iglesia), CASTILDELGADO, VILLORIA, VILLAMAYOR DEL RIO.

Estos pueblos me recuerdan las películas que he visto de la época de la posguerra, ¡se han quedado anclados en el tiempo!, y, por fin, BELORADO. Al entrar en el pueblo, pasamos junto al albergue municipal, cuya visión del exterior no nos acaba de gustar y vamos a echarle una ojeada al privado que, efectivamente, nos gusta más.

Albergue Cuatro Cantones en Belorado

De entrada, la hospitalera, una voluntaria catalana, nos dice que lo tienen lleno (muchos de los albergues del camino, tanto públicos como privados, están regentados por cortos periodos de tiempo por voluntarios amigos del camino que pasan así parte de sus vacaciones), pero cuando ya nos íbamos resignados al albergue municipal, nos llama la dueña para decirnos que nos puede acomodar en el desván, un cuartito que el marido utiliza como sala de masajes para peregrinos doloridos, y nos quedamos. Aunque sea en colchonetas en el suelo, es un cuarto para nosotros solos, que no deja de ser un lujo. Además, se trata de uno de los pocos albergues del Camino que encontramos atestado de ciclistas. El precio es la voluntad y hacemos el donativo que teníamos acordado para estos casos, 3 euros por cabeza.

Cenamos de bocatas (lo que sea con pimientos, que por estos lares es la guarnición habitual del bocata) en un bar de las cercanías y vuelta tempranito al albergue a dormir, que no está el cuerpo para muchos trotes. Ha sido una buena etapa, durilla pero llevadera.


RESUMEN DE LA ETAPA: 60’68 Km. en 5 horas y 31 minutos, con una media de 11 Km./h .


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