sábado, 26 de febrero de 2011

SALIDA FUERA DE PROGRAMA

Esta semana tenemos programada la salida para el martes 1 de marzo, Día de les Illes Balears y, por tanto, fiesta autonómica, pero Joan y yo en nuestra calidad de abuelos del grupo estamos obligados a ir acumulando más kilómetros que el resto para tener unas mínimas garantías de peregrinar como Dios y el Apóstol Santiago mandan. 
Hemos quedado esta mañana a las 10:00 para hacer una salida sencillita con el único objeto de estirar las piernas e ir acumulando rodaje. También pretendíamos probar el cuentakilómetros de la bicicleta de Joan pues había dudas sobre si era un cuentakilómetros o una patata. Una vez hecha la prueba, ha quedado muy claro: ¡es una patata!
Hemos ido por el carril bici hasta la Universidad, hemos seguido por el Parc Bit, hemos callejeado y disfrutado de las vistas y, siguiendo la norma de la casa, hemos aprovechado para hacernos unas fotos.
Llegados a este punto, nos ha dado por dedicarnos "a descubrir y a fundar" así que nos hemos metido por un camino vecinal que nos ha llevado a otro, y a otro, etc. En un momento dado se acabó el asfalto, pero el camino seguía así que, ¡pedales para qué os quiero! 
Resumiendo, no sabemos cómo hemos aparecido en la carretera entre Establiments y Esporles. Hemos seguido hacia Establiments y más adelante hemos cogido el desvío para ir hacia la carretera de Puigpunyent; al llegar al cruce hemos puesto rumbo a Palma y ¡para casa!
Sorprendentemente nos ha salido un recorrido muy bonido, con continuas subidas y bajadas, pero Joan y yo lo hemos disfrutado mucho. ¡Lo repetiremos y lo mejoraremos!


El día ha amanecido nublado pero, poquito a poco ha ido asomando el sol y al final ha quedado un día co...estupendo!

Resumen de la excursión:

Distancia recorrida:      28,22 Km.
Tiempo empleado:       1:46:08
Velocidad máxima:      48,75 Km/h.
Velocidad media:        15,95 Km/h.

¡Esto es to, esto es to, esto es todo amigos! 

lunes, 21 de febrero de 2011

A MAL TIEMPO, BUENA CARA (20-02-2011)

Rompiendo la norma habitual de salir en sábado, esta semana la salida estaba programada para ayer domingo ya que Malen se tomó la semana de vacaciones para ir a esquiar y regresó el sábado y, claro, sin ella no hubiera sido lo mismo.

La jornada de ayer estaba marcada en rojo en nuestro calendario ya que se trataba de nuestro primer entrenamiento oficial. ¿El primero? ¿no debería ser el sexto? ¿y entonces, las cinco salidas anteriores qué eran? Todo tiene su explicación. Desde mi punto de vista, las salidas que hemos hecho hasta ahora han sido de adaptación al medio, lo que podríamos denominar como pre-entrenamientos, el equivalente a la pretemporada de los futbolistas. A partir de hoy empiezan los entrenamientos propiamente dichos. ¿Qué diferencia hay entre entrenamientos y pre-entrenamientos? se preguntarían la mayoría de lectores de otros blogs; en cambio, los lectores de éste saben que existe una diferencia fundamental: ¡la merienda! Hasta que no hay merienda, no se considera entrenamiento, que el ciclismo tiene unas normas muy estrictas en lo referente al avituallamiento del pelotón.

La mañana amaneció lluviosa, lo que complicaba la salida pero todos estábamos de acuerdo en que esta minucia no nos iba a fastidiar la juerga. ¿Todos? Todos, no. A las 9 recibí una llamada de Sera intentando anular el evento alegando condiciones meteorológicas adversas. Le dije que el bicigrino aguanta lo que le echen y que, para otra vez, se buscara una excusa más consistente.

Habíamos quedado a las 9:00 en Binipreu, nuestro punto de salida habitual, y la etapa consistía en ir hasta Biniali, merendar en Cas Cura y vuelta al punto de salida por el mismo recorrido. En realidad habíamos quedado a las 9:15 pero no le dijimos nada a Malen ya que, no sé por qué razón, tiene fama de tardona. La estrategia fue acertada y llegamos al punto de encuentro a las 9:15 en punto, recogimos a Joan, y enfilamos hacia S’Indioteria, donde habíamos quedado con Sera a las 9:30.

Una vez completado el cuarteto y acompañados de una, a veces fina y a veces persistente, lluvia pusimos rumbo a Santa María del Camí, primer pueblo que figuraba en nuestro rutómetro, por la carretera vieja de Bunyola. La carretera es estrecha y el asfalto malo, además, tiene demasiado tráfico y, para más INRI, es cuesta arriba continua (ligera, casi imperceptible a simple vista).   

Cuando llegamos a Santa María empezó a llover de lo lindo y entonces, en aplicación de uno de los principios fundamentales del Bicigrino (los planes están para cambiarlos), decidimos hacer una parada técnica para merendar y ver si, entre tanto, escampaba.


El equipo ciclista habitual una vez aparcadas las bicis




De la merienda, poco que contar. De lo mejorcito de la mañana. Simplemente dejar constancia que, aunque en las fotos salimos comiendo el pamboli con cuchillo y tenedor, Malen y yo retiramos los cubiertos una vez hechas las fotos y nos lo comimos como Dios manda, con las manos, que no somos tan finolis.

Tal como esperábamos, el tiempo mejoró y pudimos reanudar la marcha en mejores condiciones.

Llegamos a Biniali por la carretera de Sencelles y, una vez plantada nuestra bandera en la plaza de la iglesia, vuelta a casa, esta vez por el Camí de Consell y por el Camí Vell de Muro hasta Santa María. Este tramo es precioso y en algunos tramos discurre entre viñedos. Tenía la impresión de estar en La Rioja haciendo el Camino de Santiago. ¡Una gozada!
Javi, Bea y Pancho disfrutando del Verano Azul

El resto de la etapa, sin problemas. Todo lo que antes subía, ahora bajaba (no seáis malpensados) así que llegamos a Palma en un plis plas. Una vez en el punto de salida, despedida reglamentaria: besos, abrazos, recuerdos a la familia, etc.

Resumen de la Etapa

Distancia recorrida:     56,46 Km.
Tiempo pedaleando:   2:54:38 horas
Velocidad media:        19,40 Km/h.
Velocidad máxima:     41,40 Km/h.
Velocidad mínima: gracias a Dios, al cuentakilómetros no le interesa dejar constancia de este dato. Uffffff!!!



domingo, 13 de febrero de 2011

Y los dioses bajaron del Olimpo (12-02-2011)

Para la salida de hoy habíamos quedado a las 9 de la mañana en una clara muestra del progreso de nuestra adaptación a los horarios peregrinos. El peregrino es madrugador, por concepto y porque a las 8 de la mañana hay que estar fuera del albergue.
La mañana se presentaba espléndida, como casi siempre ¿es que nunca llueve en el sur de Mallorca? Así se nos llena la isla de guiris colorados como gambas de Sóller y rebosando cerveza por todos sus poros. Por otro lado... ¡benditos guiris que nos dan de comer!
Por si no hubiera suficientes buenas noticias, Sera, nuestro ciclista profesional como la copa de un pino, se dignó a bajar del Olimpo y se apuntó a la salida. Él dijo que porque no tenía nada que hacer, pero todos sabemos que la razón es que le han llegado comentarios de nuestras gestas y el miedo se instaló en su viña.
Se adjunta testimonio gráfico del emotivo encuentro de los cuatro futuros bicigrinos, agrupados de tres en tres



La salida, como las anteriores, sin ningún problema. Hicimos el recorrido habitual, alargándolo unos kilómetros hasta la Urbanización Maioris. Terreno llano, excepto unos repechillos en los últimos kilómetros. Nada que no puedan afrontar nuestras piernas de acero. 
En la última subida, Sera se vio obligado a acreditar su condición de profesional y soltó un hachazo, pretendiendo dejar atrás al resto del pelotón, pero Joan y yo, que ya tenemos una edad y no nos asustamos fácilmente, mandamos a Malen a su rueda para vigilarle de cerca y seguimos subiendo a nuestro ritmo, que tampoco hace falta ser tan peliculeros.
Una vez en Maioris, Sera fue al super a comprar una especie de pizza calzone para recuperar las energías gastadas. Nosotros, como tampoco habíamos gastado tantas, nos tomamos una barrita energética y un traguito de agua, que el ciclista es austero por definición.




Después de reponer fuerzas, vuelta a casa a toda leche y a otra cosa mariposa. En la despedida, Sera anunció que se iba a hacer la subida al Castillo de  Bellver porque la etapa se le había hecho un poco corta, pero no hay testimonio gráfico así que, concedamosle el beneficio de la duda...

El resumen de la etapa es muy sencillo: 45 kilómetros sin problemas a una velocidad respetable. ¡Misión cumplida!

Al llegar a casa, la Señora Presidenta me convenció para que me preparara un jacuzzi casero porque, según ella me lo había ganado, y ¿quién soy yo para contradecirla? aunque, ahora que caigo, esto del jacuzzi casero suena un poco extraño y merece una explicación. No se trata de que me pusiera tibio de alubias y luego me metiera en la bañera para darme un baño y creara el jacuzzi con mis propios medios, nada de eso. Es que una de mis adorables hijas me regaló un aparato que se llama algo así como "bath spa, the at-home spa experience" que, durante 20 minutos, convierte la bañera en un jacuzzi. En dos palabras. ¡Im-presionante!

viernes, 4 de febrero de 2011

SEMANA DE PASIÓN (04-02-2011)

Después del fiasco del sábado pasado, me he pasado la semana deseando que los días pasen rápido para que llegara cuanto antes la salida de hoy y así poder aclarar de una vez todas mis dudas sobre la rodilla perjudicada.  Ha sido mi auténtica Semana de Pasión porque, ¿será Viernes Santo o Domingo de Resurrección para mi rodilla? ¡Chi lo sá!

El resto del grupo, bien; Joan ha estado unos días con agujetas, Malen muy bien, sin problemas y Sera, como siempre, de vacaciones ciclistas.

Para la salida de esta semana teníamos problemas técnicos. Malen y Joan no podían el sábado y, para no ser menos que ellos, yo no podía el domingo. Menudo problemón. Para no suspender el entrenamiento nos planteamos que cada uno entrenara por su cuenta hasta que Malen tuvo una brillante idea ¿por qué no quedamos para el viernes por la tarde y así podemos salir todos juntos? ¡Qué lista es mi niña y cómo se notan los genes! ¡ha salido a su padre! Así que quedamos citados para hoy, viernes, a las 15:15

Debido al horario intempestivo de salida, hemos tenido que buscarnos la vida y elegir entre comer mientras estábamos trabajando o, al menos, mientras estábamos en el trabajo o bien, al salir del trabajo comer cualquier cosa deprisa y corriendo. Cada uno ha hecho lo que ha podido. Yo no sé si se puede decir que he tenido buena o mala suerte, pero a eso de las 13:00 he pasado por casa y la señora Presidenta me tenía preparado un platazo de arroz con dos supersalchichas y ¡un huevo frito! Vamos, lo que viene siendo una comida frugal, totalmente adecuada para un posterior recorrido en bici. A la vuelta me he acordado varias veces de la comida y de la cocinera ¡cómo me repetía la comida! y repetía, y repetía....

Como compensación, la climatología ha ayudado y hacía una tarde estupenda.

Hemos repetido el recorrido del segundo día y, la verdad, ha resultado fácil. Dos horitas y media de pedaleo y ya está bien para hoy. El objetivo de hoy era volver antes de que anocheciera y lo hemos conseguido sin problemas. La única diferencia con la salida del segundo día ha sido que tal vez hemos pedaleado más rápido y  hemos tardado un poco menos en recorrer la distancia. Mi rodilla ha respondido adecuadamente...¡ha sido Domingo de Resurrección!

Malen y Joan en plena vorágine ciclista

Joan encabezando el pelotón en plena ascensión

Malen subiendo fácil, fácil

Tomeu adelantando a Contador en plena subida

Anécdota del día: 
Cuando estábamos en la cima de un pequeño repecho, dos jovencitas de muy buen ver nos han pedido ayuda. Por el aspecto y el acento parecían cubanas o dominicanas. Iban con patines en línea y una de ellas tenía miedo de caerse al ir cuesta abajo y nos ha pedido que la sujetáramos del brazo mientras bajaba poquito a poco por la cuesta. Antes de que pudiéramos reaccionar, Joan se ha tirado en plancha de la bici y, veloz como el rayo, ha cogido a la chica del brazo y la ha ayudado a bajar ¡qué reflejos el tío!

Joan, el buen samaritano

Reflexión del día:
Como colofón a esta crónica y a la vista de las fotos de las jornadas anteriores y me temo que también de ésta, creo que ya empieza a ser hora de despedir a nuestros asesores de imagen porque, la verdad, ¡vaya pintas! ¡Mira que nos cruzamos con cantidad de ciclistas perfectamente uniformados y no se nos ha ocurrido nunca imitarlos! Como nos presentemos con estas pintas a la Vía de la Plata, nos echan el primer día.

martes, 1 de febrero de 2011

SORPRESA, SORPRESA (29-01-2011)


A pesar de las amenazas de lluvia (quién dijo miedo habiendo hospitales), a la hora en punto aparecimos los tres convocados. Primera sorpresa (agradable): no éramos tres, sino cuatro. Apareció por sorpresa Toni, un amigo de Joan, que el domingo tenía competición de mountain bike y se había apuntado a salir con nosotros para estirar las piernas. Debido al fuerte ritmo que solemos imponer y, como ciclistas responsables que somos, le advertimos del riesgo que corría al salir con nosotros; por nada del mundo queríamos que lo que él pensaba que iba a ser estirar las piernas, le supusiera una sobrecarga muscular y le fastidiara la competición del día siguiente. Bueno, …no se lo dijimos, ¡pero lo pensamos!.     
El recorrido previsto estaba científicamente calculado para que fuera un poco más duro que los anteriores al objeto de seguir progresando adecuadamente en nuestra preparación. Segunda sorpresa (ésta, desagradable): el recorrido, ya desde el principio, resultó mucho más duro y complicado de lo pensado. A veces la ciencia tiene estas cosas.
Empezamos pedaleando por el carril bici hasta la rotonda de Son Rapinya y seguimos por el Camí dels Reis hasta la rotonda del cruce con la carretera del Coll de Sa Creu. Tercera sorpresa (otra vez desagradable): para llegar a esta última rotonda hay una cuesta arriba de toma pan y moja y, al forzar para subirla, noté un pinchazo en la rodilla.
Al ser del mismo Bilbao no le hice ni caso a mi rodilla y seguimos dale que te pego a los pedales hasta el cruce de Illetes, pasando por Génova y San Agustín. Pasado el cruce seguimos por el carril bici hasta la rotonda de Bendinat. Cuarta sorpresa (desagradable, y van…): el tramo hasta esta maldita rotonda vuelve ser otra puñetera cuesta arriba (¿será ésta la famosa cuesta de enero?) y, claro, volví a notar otro pinchazo en la rodilla. Aminoré la marcha y subí piñones pero no sirvió de nada y empecé a notar pinchazos continuos, así que paré un rato mientras el resto seguían hasta la rotonda. Diez minutos después reanudé la marcha muy poquito a poco pero, ya con el miedo en el cuerpo, al llegar a la rotonda paré y les dije que siguieran ellos, que yo los esperaba tranquilamente sentado.
Joan y Toni siguieron hasta la rotonda de Marineland pero Malen se quedó conmigo, ejerciendo de buena hija (hay que ver lo que son capaces de hacer los hijos por pillar la herencia).  
Quinta sorpresa (agradable): lo bien que aguantaron Malen y Joan mientras duró la etapa, auténtica rompepiernas donde las haya.
Sexta sorpresa (agradable también): Toni, un chico encantador. A pesar de tener que ir todo el tiempo con el freno de mano puesto para ir a nuestro ritmo, se portó estupendamente, yendo a mi altura y dándome ánimos en todo momento.
Cuando Joan y Toni volvieron y ya estaba mentalizado para volver por donde habíamos venido…¡séptima sorpresa!, aparecieron súbitamente Vicente (futuro lateral izquierdo del Barça) y Yolanda (Presidenta de la República Independiente de Mi Casa) constituidos en equipo de rescate. ¿Cómo se habrán enterado? Me pregunté y resulta que Malen, ejerciendo de hija sobreprotectora, que como siga así se va a quedar sin herencia, había hecho una llamada traicionera (¡malditos móviles!). Pese a mis ruegos de que me dejaran volver con el grupo, la orden fue tajante: ¡al coche, … tú y la bicicleta!
El resto, afortunados ellos, hicieron el recorrido de vuelta, en bici, sin ningún problema.
Dándole vueltas al estado de mi rodilla empezaron las dudas. En seguida tuve claro que sólo había dos opciones: la primera, amputar directamente y tratar de conseguir una cabina de la ONCE en una concurrida esquina y la segunda, una rápida intervención quirúrgica, dudando entre operarme en Son Espases (si conseguía encontrar el quirófano, claro) o en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York (ya que en este hospital ejerció durante mucho tiempo de cirujano el insigne Doctor Mateo).
 Cuando más desanimado estaba, debatiéndome entre mis dudas, llegó la octava sorpresa (agradable, para terminar a lo grande): recibí una llamada que me alegró el día y la semana, se trataba de Olga, mi cuñada, y me dijo que había consultado mi caso con un especialista, el Doctor Soto, máxima autoridad en rodillas de la zona euro y que su diagnóstico era muy claro…distensión de ligamentos, tres días de descanso y otra vez a montar en bici. Así que, pese al fiasco de esta salida, ya estamos pensando en la del próximo sábado. ¡Aleluya, Aleluya!


Que quede claro que la bufanda que llevo atada a la rodilla es cosa de Malen, que me obligó a llevarla para que no se enfriara.


Aquí tenemos al equipo de rescate posando para constancia de las hemerotecas. 

Perdonad que se me haya ido la olla en el relato, pero de todos es sabido que las lesiones de rodilla tienen estos efectos secundarios.